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¿QUIÉN ORGANIZA AL PUEBLO?

¿QUIÉN ORGANIZA AL PUEBLO?


La Constitución Nacional establece que nuestro sistema de gobierno es democrático, representativo y participativo. Para que este sistema tenga vigencia se necesita de una ciudadanía preparada y organizada. Si no se dan estas condiciones estamos en presencia de meros formalismos donde los ciudadanos votan pero no eligen lo que hace que la verdadera representación no exista y que la participación sea puramente declarativa. Las elecciones municipales deberían ser una buena oportunidad para ahondar en el proceso de instauración de la democracia representativa y participativa. En apariencia debería resultar más fácil identificar la problemática concreta de cada municipio, participar en la formulación de las propuestas programáticas  y decidir más adecuadamente en el momento de la elección, porque los candidatos  son personas cercanas y conocidas.  Esto supone que los vecinos están organizados, conocen sus problemas y prioridades, conocen a los candidatos y si estos ofrecen un perfil de capacidad y honestidad y confían que estos  cuando sean electos no darán la espalda a los vecinos que le propusieron como sus representantes. Todo esto hasta ahora es una utopía. Los vecinos no participan y por lo tanto no tienen representantes. La formación y la organización de los vecinos no están en el interés y en la práctica de los partidos políticos. Las candidaturas se impondrán desde arriba o de algún otro lugar y el aval no será la trayectoria de liderazgo o de servicio ciudadano para los candidatos. A menudo el criterio que prevalece provendrá de grupos económicos porque las elecciones son caras y hay que financiarlas de cualquier modo. Entrarán en juego los operadores políticos que pondrán en marcha la repetida maquinaria de ganar elecciones. Todo está programado y calculado. Incluso ya se tiene previsto de antemano cómo se va a recuperar lo invertido, se gane o se pierda, y en estas previsiones no están descartados ni siquiera los posibles actos de corrupción. A partir de allí, pasarán otros cinco años de plagueos y de algunas protestas. Algunas denuncias de corrupción y malversación irán a parar a los cajones del sistema judicial a pedido de algún correligionario. Los denunciados a menudo se sentirán libres de culpas y penas y hasta es posible que pretendan ser reelectos. Este sistema no es democrático ni representativo y mucho menos participativo. Este sistema seguirá vigente porque tenemos una ciudadanía anestesiada por la prensa que manejan los detentadores del poder político y económico, porque a los mismos partidos políticos no les interesa porque sus verdaderos objetivos no es promover el bien común sino ejercer el poder en beneficio personal o de grupos de allegados. Y mientras seguirán los baches y los abusos del tráfico, los barrios marginales y la inseguridad ciudadana. Nadie va a organizar al pueblo. Es el mismo pueblo es el que debe levantarse de su propia postración. De lo contrario se tendrá abusos y mentiras todavía por mucho tiempo. 

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