ESTIGARRIBIA EL ESTRATEGA
Confieso que me dolió la publicación
de mi amigo Francisco Huerta, en el día de la paz del Chaco en el que afirma
que “Con el acuerdo definitivo de paz, Estigarribia, Felix Paiva y Cecilio Báez entregaron a
Bolivia la zona petrolífera de Villamontes, comprendida entre el Fortín
Esmeralda y el Río Parapití que Bolivia tenía reconocido como territorio
paraguayo en 1843.
Esta fracción, ya había sido comprada en secreto de Bolivia por el que fungía como jefe de la Conferencia de Paz,
el norteamericano Spruille Braden quién a su vez, ya la había transferido,
también en secreto, a la Standar oil de Rockfeller, años antes del inicio de la
Guerra del Chaco. Para concretar ese
negociado obligaron a Zubizarreta a renunciar como Presidente de la delegación
paraguaya ante la junta de Arbitraje. Éste también renunció al partido liberal
por considerarlo traidor a la causa
paraguaya, siendo presidente de su Directorio Nacional” Terrible y doloroso. Villamontes ya estaba vendida a la Standar
Oil, mucho antes de la Guerra y el vendedor fue nada menos que el jefe de la
Conferencia de Paz. Esta afirmación viene siendo tema de un debate histórico interesante.
Los historiadores tienen la palabra. Particularmente me dolió enfrentar esta
información por José Felix Estigarribia,
excepcional estratega de la guerra. Es probablemente la dicotomía entre el héroe y el político. La defensa del Chaco se debió principalmente,
a mi parecer, a Eligio Ayala, en cuyo gobierno fueron adquiridas las dos
cañoneras y a Eusebio Ayala, por confiar y apoyar a Estigarribia. Éste último, un agrónomo devenido excelente jefe militar. José
Felix Estigarribia completó su formación académica militar en Chile y
posteriormente viajó a Francia para realizar curso de especialización en la
Escuela Superior de Guerra de ese país. A su regreso fue designado Jefe de
Estado Mayor del Ejército y más adelante Comandante de la 1ª. División de
Infantería. Su primer gran acierto
fue llevar la guerra al corazón del Chaco, en desacuerdo con el Comando del
Ejército de entonces que sostenía que se debía plantear la defensa sobre la
ribera del Río Paraguay. Su otro
acierto, fue convocar de nuevo al Coronel Rafael Franco, castigado y en el exilio,
por haber atacado a destiempo un Fortín boliviano, que estuvo a punto de
adelantar el inicio de la guerra. Cuando
los representantes de países neutrales que luego de visitar Bolivia vinieron a
Paraguay y le convencieron a Eusebio Ayala, de que no teníamos ninguna
posibilidad de éxito en esta guerra, le respondió al Presidente: Emboú cheve coape la ne representantes kuera
(Envia junto a mí a esos representantes).
Ya en la guerra, en las batallas de Campo Vía e Yrendagué, se enfrentaron el Segundo Cuerpo de nuestro
ejército comandado por el Coronel Rafael Franco y el Segundo Cuerpo del
Ejército Boliviano comandado por el Coronel David Toro, mucho mejor pertrechado
que el nuestro. Por estrategia y orden
expresa de Estigarribia, nuestro ejército venía retrocediendo hasta que el
Coronel Franco desobedeció la orden y contraatacó enviando al Coronel Garay
hasta Yrendague que estaba detrás de la línea del frente boliviano que
sorpresivamente fue tomada sin resistencia, siendo este hecho clave para la
gran victoria, porque cuando los bolivianos retrocedieron hacia ese lugar, se
encontraron con fuego de retaguardia lo que generó el pánico y la desbandada. Esta victoria le salvó al Coronel Franco de
un posible fusilamiento. En cuanto a los últimos tiempos de la guerra, sostener
la línea de un frente muy extenso, sin los medios necesarios, ya resultaba
imposible según algunos historiadores. Cuando
los bolivianos atacaban un fortín, se tenía que despoblar otro fortín para
defenderlo. Menos mal que no atacaban
dos fortines al mismo tiempo. Detrás de esas líneas paraguayas ya no había nada
para impedir la retoma del Chaco. A esto
se debería que Estigarribia alentara el cese al fuego. Hasta dónde esto era
verdad es también un tema para los estudiosos.
Sería bueno que se distinga al político y al guerrero. José Felix Estigarribia, ascendido a Mariscal
después de su muerte, fue sin lugar a dudas, el gran estratega de la defensa
del Chaco.
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