PERIPECIAS EN EL NORTE
El deporte en general y en especial
el fútbol tiene la fuerza de mover e integrar a los habitantes de este país aun
en los más recónditos rincones de nuestro suelo patrio. Eso ocurrió en estos días cuando un equipo del
Club Puerto Diana de Bahía Negra, tuvo que viajar por varios días por agua con
precarias embarcaciones y por tierra desde Puerto Vallemí hasta Asunción en un
recorrido de más de 800 kilómetros, para cumplir con su compromiso por la Copa
República, en un estadio del Departamento Central, en representación de su
zona, por clasificación ganada dentro de la Unión del Fútbol del Interior. Tuvo
mucha prensa. La delegación fue recibida por el Presidente de la República, y
uno de los canales envió su equipo periodístico hasta la tierra de origen para
enrostrarnos la dramática realidad en que viven en esa tierra de nadie donde el
estado nunca se hizo presente. Este
acontecimiento deportivo me remontó al recuerdo de las peripecias vividas, en
los años 80, casi 50 años atrás, cuando a la sazón ocupaba el cargo de
Presidente de la Segunda Región Deportiva de la Unión del Fútbol del Interior,
que nuclea a los equipos del deporte amateur de toda la república. La Segunda
Región abarcaba entonces Concepción, Amambay, Puerto Casado, Vallemí y Olimpo. El encuentro correspondía a la partida de ida
por la final de la región entre la Federación Olimpeña y la Liga Deportiva del
Amambay y se jugaba en Olimpo un domingo. El único medio para el viaje, era el avión de
TAM (Transporte Aéreo Militar). Me correspondíó ser el veedor del encuentro y
me acompañó como árbitro designado el ya legendario Valentín Echagüe, hoy ya
fallecido, apodado “Lengua Ragüe” muy apreciado por la comunidad concepcionera, por haber sido
un gran futbolista integrante de la Selección Concepcionera de Fútbol y por su
peculiar y atildado vozarrón con la que saludaba a su paso en su recorrido por
la ciudad. El avión de TAM aterrizaba en Olimpo a la ida o a la venida de Bahía
Negra. Esa vez iba ser a la venida. Cuando llegamos a Bahía Negra el piloto del
avión nos dice: “Tenemos problema con el tren de aterrizaje y no podemos detenernos
en Olimpo. Ustedes deciden, o se quedan aquí o viajan hasta Asunción” No teníamos otra opción que quedarnos. Pasamos
la noche en Bahía Negra, donde nuestro árbitro encontró a un viejo amigo
Fernando López, ex jugador del Club Nanawa de Concepción, posterior del Club
Libertad de Asunción y de la Selección Paraguaya y la charla fue muy amena. A
la mañana siguiente, conseguimos que un avión monomotor, de un tal Viveros
Cartes nos condujera hasta la sede del encuentro. El lunes para la vuelta el
avión de TAM aterrizó primero en Olimpo. Arribamos a Bahía Negra unos treinta minutos
después. Desembarcamos todos los
pasajeros de abordo. No había pasado ni
quince minutos, cuando escuchamos un
griterío y la amenaza de fusileros de la Armada intentando detener a uno de
nuestro compañero de viaje, que corría pistola en manos, ingresando prontamente
al avión donde se parapetó y resistió a la entrega. Luego de un largo cabildeo
aceptó entregar su arma a condición de que se le traslade hasta la capital del
país para su aprehensión final. Se
trataba de un tal Darcy Gallagher, perteneciente a una conocida familia de
Olimpo que al parecer tenía algunas desavenencias con el Comandante de la
Armada de aquella lejana localidad. Las
peripecias no pasaron de ser algunas sorpresas e incomodidades. Pero vino a cuento recordar aquellos
percances, para concluir que casi 50 años después, la dramática situación de la
población de esas localidades del Alto Paraguay no ha cambiado casi nada. Hasta
es posible que haya empeorado. En estas
condiciones es fácil concluir, lastimosamente,
que el abandono, el desgobierno y la corrupción siguen provocando atraso
y retraso a lo largo y a lo ancho de toda nuestra República.
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