LA COYUNTURA DE LA
CONFUSIÓN
El país vive uno de
sus momentos más confusos, políticamente hablando, en este tiempo de una
transición que no termina nunca. A un año de las elecciones nacionales del 2018
no existen candidatos ni proyectos políticos para ser considerados por la
ciudadanía. La resistida propuesta de
modificar la Constitución Nacional por la vía de la enmienda para permitir la
reelección presidencial ocupó toda la atención y no dejó margen alguna para
debatir cuestiones fundamentales que interesan al país. Y el ruido todavía
continúa y se traslada hasta la otra semana porque, a pesar de la declaración
explícita del Presidente Horacio Cartes de que renuncia a toda posibilidad de
su candidatura presidencial para las próximas elecciones, la Cámara de
Diputados, le dio entrada al proyecto de
la enmienda, que pasó a Comisiones y que en consecuencia, con los dictámenes correspondientes, será
sometido a la plenaria de la mencionada Cámara Legislativa. Y si bien existe alguna remota posibilidad
de que sea aprobado, la expectativa generalizada es que el proyecto será
rechazado y archivado. La pregunta que
se impone entonces es: ¿Y ahora qué? Al desaparecer la probabilidad de la enmienda
se elimina una posible confrontación de dos proyectos políticos: El neo liberal
capitalista del “Cartismo” y el movimiento progresista de Fernando lugo, que
sin dejar de ser liberal, apunta a la cuestión social de manera preferencial.
¿Cuáles son las opciones que nos quedan en este nuevo escenario? Los dos
partidos tradicionales electoralmente con más posibilidades están muy
divididos. En el Partido Liberal Radical
Auténtico, 7 de trece Senadores apoyaron la enmienda para posibilitar la
candidatura de Fernando Lugo dentro de una concertación, porque consideran que esa
es la única posibilidad de vencer al candidato colorado. La otra parte del Partido
lidera el Presidente del Directorio Dr. Efraín Alegre, quien sostiene que
cualquier alianza o concertación tendrá que ser encabezada por un miembro de su
partido. Si bien esa aspiración puede ser considerada legítima, en la práctica
puede resultar una posición no del todo favorable para las pretensiones
electorales de ese partido. Por su
parte la izquierda está muy dividida y será muy difícil que conforme un
proyecto político de cierta relevancia. De
esta manera debemos concluir que el
principal beneficiario de esta crisis es una vez más el Partido Colorado y no
es porque carezca de división interna, sino por la capacidad de superar sus
diferencias cuando se trata de una confrontación electoral. ¿Qué puede esperarse de otros cinco años de
gobierno republicano? Y no mucho, porque los dos partidos tradicionales vienen
dejando constancia de aceptar y prohijar la estructura de la corrupción, que es
el verdadero cáncer del país. Cualquier intento por mejorar la situación
política del país puede generar la resistencia de sus bases organizacionales
que siguen operando en función de la
prebenda y el clientelismo. ¿Qué nos
resta como responsabilidad y expectativa? Se puede intentar conformar una
amplia concertación en base al liderazgo de un dirigente aceptable y con
capacidad para encabezar y conducir un proyecto político abierto, incluyente y
con suficiente fuerza para atacar las ataduras que mantienen cautivo a nuestro
país. ¿Será todavía posible? Quizás no, pero igual se debe intentar porque el esfuerzo
puede ser trascendente, no solamente en
vista a conformar un gobierno diferente, sino también para construir un gran
consenso sobre las reformas que requiere la Constitución Nacional, que
aparentemente, será nuestro próximo desafío. Para lograr estos objetivos,
seguirán siendo claves la movilización y la participación. Es la verdadera fuerza con que cuenta la
ciudadanía como un derecho fundamental que debe ser protegido contra todo tipo de autoritarismo y contra toda
clase de manipulación mediática.
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