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LOS ACTOS DE DIGNIDAD.

LOS ACTOS DE DIGNIDAD

Hay que animarse y hasta a atreverse a realizar los actos de dignidad por más pequeños e insignificantes que parezcan. Nunca podremos dimensionar la importancia que puedan tener ni las repercusiones que puedan alcanzar. En estos días posteó en su cuenta Crescencio Ruiz, la conmemoración de un sencillo acto de dignidad de una mujer afroamericana de nombre Rosa Parks, que se resistió a levantarse del asiento “para blancos” en el ómnibus en el que volvía de su trabajo. Su cansancio y rebeldía pasaron a la historia. Su caso fue a juicio y de ahí nació el Movimiento por los Derechos Civiles en los EE. UU. En la recordación de los 60 años de ese acto, el Presidente Obama fue a sentarse en el mismo asiento del mismo ómnibus en el que iba Rosa Parks que está en el museo para que las generaciones vean lo que pueden significar los pequeños actos de dignidad.  La campaña duró desde el 5 de diciembre de 1955 hasta el 20 de diciembre de 1956, cuando un fallo federal entró en vigor  y dio lugar a una decisión del Tribunal Supremo de los EE.UU. que declaró que las leyes de los Estados de Alabama y Montgomery que establecen los autobuses segregados son inconstitucionales.  Las conquistas de los Derechos Civiles en los Estados Unidos, han constituidos batallas muy duras y hasta sangrientas que requirieron para sus consagraciones la participación e incluso la muerte de dos grandes hombres de la historia norteamericana: Martin Luther King y John F. Kennedy.  Cuando Rosa Parks se negó a ceder su asiento, jamás pudo haberse imaginado toda la consecuencia que sobrevino después por ese sencillo gesto de dignidad y rebeldía. Gestos semejantes, aunque no sean comparables con lo que se ha mencionado, es probable que tengan lugar en todo momento en cualquier lugar. Pensando en gestos significativos de alguna persona a nivel nacional, rescatamos la significativa labor de una señora muy servicial y muy guapa. Se llama Sara Servián y es muy conocida y reconocida por el gran esfuerzo que realiza todos los días para dar de comer  a unos 200 niños en su comedor denominado “Mitaí rayty” (Casa, nido, comunidad de los niños) que funciona en el barrio Tablada Nueva de Asunción. Su decisión es tan firme, que aun cuando debía guardar cama por algunas afecciones, igual consiguió que no se desatienda a sus niños. Además logró organizar la Asociación de Amas de Casa, que, con su liderazgo, consiguió que los super-mercadistas ofrecieran una económica “Canasta básica de alimentos” para las familias de escasos recursos. Una iniciativa muy bien consideraba que fue ganando adeptos a favor de las familias más necesitadas. Son emprendimientos muy valiosos en la lucha contra el hambre, una problemática muy acentuada para una población de extrema pobreza que ronda alrededor del 10% de la población total, es decir afecta a unas 700 mil personas aproximadamente. La pregunta es ¿Cuándo será superada esta problemática? ¿Quién será el Presidente de la República que como homenaje a doña Sara Servián llegará a sentarse un día en la cabecera de la mesa de su comedor que ya no será necesario? Doña Sara también ha tenido gesto de dignidad rechazando toda ayuda de dinero que pueda provenir de la corrupción. ¿Cuál realmente puede ser el alcance de este legado de solidaridad y de dignidad? Es inconcebible que en este país, que produce y exporta productos que pueden alimentar a 60 millones de personas, se tenga familias que sufran hambre. La causa es un modelo económico injusto que debe revertirse,  objetivo que no se podrá lograr mientras la corrupción sea el  sello distintivo de la clase política dominante. Ojala se multipliquen los pequeños actos de dignidad en todo nuestro pueblo.

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