LOS ESCOMBROS
EDUCATIVOS
Lo que pasa con los
edificios de escuelas y colegios de la República es el más fiel reflejo de una
desidia política que jamás colocó a la educación en un lugar preferencial de
los objetivos gubernamentales. Esto deviene
desde la dictadura y se proyectó sin corte a todo el período de la supuesta
transición democrática. Se amplió la matriculación con el crecimiento
poblacional pero se desatendió la conservación y avance de toda la
infraestructura física de los edificios escolares. La crisis está presente con toda su crudeza y
dramatismo. El propio Ministro de Educación actual lo reconoce al señalar que
la preocupación no le deja dormir ante la posibilidad de que el techo de una
escuela se derrumbe ocasionando daños fatales a escolares y maestros. Las movilizaciones, sentatas y ocupaciones
de locales escolares implementadas por los movimientos estudiantiles, obligaron
al Poder Ejecutivo a la firma de un acuerdo con los estudiantes como estrategia
para aplacar la ira estudiantil. Con eso se ganó un poco de tiempo porque en
verdad no hay capacidad de recursos y posiblemente tampoco voluntad política
para atender los reclamos estudiantiles.
La promesa de incrementar la inversión en educación hasta el 7% del
Producto Interno Bruto para 2.018 al parecer está muy lejos de la posibilidad
de su cumplimiento. Las organizaciones estudiantiles han solicitado un aumento
de 960.000 millones de guaraníes para el Presupuesto 2.017 del Ministerio de
Educación, lo que de conseguirse, ayudaría
a incrementar en apenas 0.5% el
porcentaje de participación en el P.I.B. actual que es del 3.7%. Mientras
tanto habría más de 1.000 locales escolares que requieren de urgente reparación
y en el Ministerio de Educación se carece de recursos para atender este
reclamo. Al principio el nuevo Ministro
hablaba de la declaración de una emergencia de infraestructura
educacional, que no ha prosperado en el
Congreso, porque los intendentes y gobernadores no quieren que se sustraiga de
sus controles los fondos del FONACIDE (Fondo
Nacional de Inversión Pública y Desarrollo)
que, si bien hasta ahora no ayudó casi nada a mejorar las escuelas, han
sido muy útiles para las finanzas personales de muchos de ellos con total
impunidad. Estos fondos fueron
creados con los recursos logrados por
pagos complementarios del Brasil por la energía de Itaipú de alrededor de 240
millones de dólares anuales que a la fecha ya superaron los 1000 millones de
dólares dilapidados en un gran porcentaje sin que nadie sea condenado. El mayor
robo de todos los siglos de la historia del Paraguay. Y conste que el pretexto
era blindar esos recursos para destinarlos a la educación y el desarrollo del
país. En realidad el objetivo político fue sacar del control del gobierno de Fernando
Lugo, la disponibilidad y el manejo de tan importantes recursos. Con ese
propósito la clase política dominante, en
connivencia con algunos comunicadores y propietarios de medios de comunicación,
se estableció por ley el famoso FONACIDE, y se dio lugar, no al blindaje de
esos fondos, sino al bandidaje generalizado con plena vigencia. Hasta esta parte, venimos hablando de los
escombros físicos y estructurales, pero la desidia también ha estancado en el
tiempo la calidad de la educación. Se necesita debatir cuál es el proyecto de
país que tenemos, porque la educación debe estar en función de ese proyecto. Si el propósito es transformar nuestra
sociedad en el sentido de erradicar las injustas desigualdades sociales y
fortalecer las instituciones democráticas, se va a necesitar un modelo
educativo que ayude a pensar en libertad y a potenciar la capacidad de reflexión y auto crítica superando el memorismo que solo conduce a la mediocridad enajenante. Se necesitará de una educación que no solamente se dedique a formar
profesionales para el trabajo sino que también forme a ciudadanos en base a una
educación ética y política. El Profesor Melquiades Alonso, docente de la
Universidad Católica y miembro del Consejo Nacional de Educación (CONEC)
sostiene que la mejor manera de debatir la educación que necesita el país es
abriendo un congreso nacional que incluya a todos los sectores interesados en
la educación y que tenga carácter resolutivo. Y para la implementación de ese
nuevo modelo educativo que pueda surgir del propuesto congreso, sugiere la
creación de un Instituto Centro, que suponemos, tendría que ser con los mejores
profesionales educadores, filósofos, sociólogos y otros, que piense en la educación y establezca las
bases de la capacitación de los docentes, en el marco de los recursos del fondo
de excelencia de 50 millones de dólares disponibles para la cartera educativa (Diario Última Hora, 18 de junio 2016) Habría que
aclarar que el origen de este fondo es también el FONACIDE y maneja una entidad
llamada “Juntos por la Educación” integrada por empresarios. Los empresarios pueden ser buenos para administrar
los fondos, pero no los más indicados para determinar qué tipo de educación
necesita el país y por lo tanto no deberían tener una incidencia condicionante en
el proyecto educativo. Se tendría que analizar cómo romper este
condicionante, que desde ya es parte del atraso y la desidia que se viene
arrastrando en materia de educación. Hay
temor de una educación humanista y liberadora.
Hay que decirlo con todas las letras, la educación es un tema político,
no del político partidario sino de la gran política del bien común de la
nación. La estructura de poder político
y económico, que viene manejando nuestro país está fundada sobre la ignorancia,
el servilismo y la mediocridad del electorado. La educación que el país
necesita no será una cesión gratuita de nadie, tendrá que ser conquistada por
una ciudadanía consciente, responsable, patriótica y decididamente
participativa. De lo contrario el país seguirá removiendo por mucho tiempo los
escombros de nuestro sistema educativo.
Comentarios
Publicar un comentario