CURUGUATY:
UN COMPLOT MISERABLE.
La masacre
de Curuguaty o más concretamente de Marinakue (ex tierra de la Marina , de la Armada Nacional ), pasa a formar
parte de la historia de la lucha por la tierra de nuestro país como un hito de
sacrificios y muerte con un alto contenido de inverosimilitud que induce a
concluir que todo fue el resultado de un miserable complot.
El hecho
ocurrió en la mañana del 15 de junio del 2012. Había una orden de cateo o de
desalojo de los ocupantes, que libra un juez
a favor de quienes nunca acreditaron la tenencia de la propiedad. Había
presión para que se cumpla la orden, incluso desde la Comisión Bicameral
del Parlamento.
El
operativo se puso en marcha. Trescientos efectivos de la FOPE (Fuerza Operativa
Policial Especializada) dirigidos por su propio comandante tomaron posiciones
para catear o desalojar a un puñado de campesinos de unas cincuenta personas
incluyendo a mujeres y niños. Un helicóptero sobrevolaba el lugar desde
tempranas horas. La cobertura periodística documentaba todo. El último diálogo
del comandante con sus dirigidos explicando el procedimiento a seguir quedó
grabado. El helicóptero también contaba o debía contar con una cámara, pero
dijeron después que estaba descompuesta. El jefe de la FOPE , con algunos oficiales, llegó hasta el grupo
de campesinos. Al intentar arrebatar su arma a uno de los campesinos –dicen- se
produjo el primer disparo. No se pudo precisar quién disparó primero pero la
masacre estaba en marcha. Los camarógrafos registran las escenas desde la
posición de las fuerzas policiales. El jefe cae abatido. Varios de los otros
oficiales son heridos y se les oye pedir a grito protección y ayuda. La balacera fue infernal. Se registra el
tableteo de armas automáticas y hasta los escudos policiales quedaron perforados
por la potencia de los proyectiles. El desbande fue total. Resultado 6 policías
y once campesinos muertos. Algunos cadáveres de campesinos fueron localizados
al otro día alejados del lugar de la masacre. El video y audio de la masacre es
difundido por los medios televisivos y radiales, 4 a 5 veces por día. El impacto
emocional fue tremendo. Una semana después el Presidente de la República fue destituído
por un sumarísimo juicio político. El golpe parlamentario se había consumado.
Pero la
crónica no para. En un cuadernillo apareció el listado de los interesados en
ocupar los lotes de la fracción pretendida; fue suficiente. Todos fueron
imputados y varios encarcelados, incluso
mujeres embarazadas y algunos que intentaron auxiliar a los heridos, o fueron a
visitar a sus familiares heridos en el Hospital de la zona. En la carpeta
fiscal aparecen como pruebas cinco escopetas de cazas que no dispararon ningún tiro. No aparece y ni
hay mención de una bolsa de casquillos de armas automáticas, que se le había entregado.
Finalmente el juicio se suspende porque no se puede sostener la imputación de
invasión de la propiedad porque ésta todavía está en litigio. Si se confirma que es del estado la invasión
será insostenible. Mientras los imputados siguen encarcelados.
Es lógico pensar
que los campesinos fueron muertos por la policía. Varios por la espalda. Existe
la seria presunción de que algunos heridos no fueron auxiliados sino rematados.
Pero ¿quién
o quiénes mataron a los policías? En la carpeta fiscal está demostrado que
ellos no tenían poder de fuego para eso. ¿Quiénes entonces? ¿Otro grupo
policial o parapolicial? ¿O los matones de los terratenientes y/o mafiosos? Estas preguntas sin respuesta son
suficientes para concluir que la masacre de Curuguaty es el resultado de un miserable complot sobre el que alguna vez se conocerá la verdad.
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