AGOSTO DE LOS VIENTOS FUERTES
Agosto es el octavo mes del año y es el último mes del invierno aunque
la primavera llegue recién en la tercera semana de setiembre. Hay todo un mito
en torno al mes de agosto. Según la cultura popular representa un riesgo mayor
para la vida de ancianos y de las vacas flacas.
Se supone que de alguna manera sea el resultado de los rigores propios
del invierno lo que haga coincidir que existan más fallecimientos en julio y
agosto. Tampoco los mitos están del todo
ausentes en el hemisferio norte. En esa parte el mes equivalente a nuestro
agosto es el mes de febrero, el tercer mes del invierno.
Volviendo a nuestra realidad debo decir que no sé cómo será en otra
parte del país, pero en el norte, en agosto el viento es fuerte y polvoriento.
Nos obliga a masticar arenas y a pensar en silencio. Pero no nos agrieta, nos
fortalece.
AGOSTO DE LOS VIENTOS FUERTES.
El triste sol de agosto
proyecta entre las brumas
el sacudón de su agonía.
Y en el augur de cada instante
presagia sempiterno
sus horas más sombrías.
El ocaso refulge
su total irisdicencia
en sutiles arabescos.
Y una nota de nostalgia
describe en el limbo de las almas
un embrujo inexplicable.
Rumiando en el silencio
de atardeceres yertas,
su invierno se cobra
su fatídico diezmo.
Es agosto de los vientos fuertes,
de las brumas… de la muerte.
La tierra se agrieta
cuarteada en mil tajos
y los árboles se tuercen
crepítando hogueras
que en densas llamaradas
ribetean las colinas.
Es invierno que no acaba
y una lluvia que no llega.
Es melancolía que acrecienta
cuando el sol ya languidece.
Es agosto de los vientos fuertes,
de las brumas… de la muerte.
Ladislao Mello
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