EL AÑO QUE DETUVO AL TIEMPO
2020 ya es parte de la historia. Un año difícil dicen algunos, atípico dijeron otros. La creatividad se encargó de definirlo con spots, imágenes y vídeos de muy ricos contenidos. Me encantó lo que viralizó en You Tube el conocido grupo musical argentino Pimpinela, musicalizando un diálogo interesante y muy a su estilo. Lo denominó “El año en que se detuvo el tiempo” Naturalmente se refiere al 2020. ¿Se detuvo realmente el tiempo?... Parece que sí en varios aspectos. Se terminaron los abrazos y la soledad y la depresión se instalaron fuertes. Se agudizó el hambre porque hasta se llegó a prohibir el rebusque en las basuras. En todo este tiempo nuestros muertos mueren solos y las informaciones contradictorias, en vez de alentarnos, nos llenaron de miedo y confusiones. “No hay más camas, no hay más medicina, quédate en casa” vociferan todos los días. Por suerte no todo fue negro desde luego. La solidaridad de las ollas populares, el personal de blanco salvando y muriendo con la gente, los bomberos voluntarios acudiendo a cada llamado, hicieron la diferencia. Recordamos también lo impresionante que fue la procesión solitaria por la plaza vacía, del Obispo Diocesano en la festividad de Caacupé el pasado 8 de diciembre, repitiéndose de esa manera lo ocurrido hace 100 años debido a otra pandemia. La denuncia de la corrupción en su mensaje adquirió plena vigencia y actualidad. Todo fue bueno en la mencionada festividad aunque causó cierta extrañeza la persistencia de su coro de la “Scola Cantorum” que si bien se oye solemne remite un poco a los tiempos pre conciliares y la gente común sigue teniendo preferencia por la expresión de su fe en su cultura popular. Es preciso también decir que para muchas cuestiones, no es que recién este año se detuvo el tiempo. El tiempo hace rato está parado, por ejemplo, en lo que se refiere a la corrupción y a la impunidad. Fue alentador que se aprobaran leyes para castigar la evasión de impuesto, el lavado de dinero sucio, el enriquecimiento ilícito, el contrabando y otros delitos, pero nos decepcionó la falta de jueces y fiscales con autonomía y valentía para aplicarlas. Más de 60 contrabandistas condenados siguen sin pagar sus multas y, un solo evasor de impuesto que adeuda más de 70.000 millones de guaraníes no ha pagado nada. Pareciera que nuestra justicia camina a contramano de los intereses de la gente. La ley prohíbe la importación de vehículos usados con más de 10 años de antigüedad, pero nuestra justicia lo permite por la vía del amparo y nos llenamos de chatarras con más de 20 años inclusive. Tampoco se puede renovar el funcionariado público porque los que deben jubilarse recurren a la Corte y consiguen que se les mantenga en sus cargos y privilegios. Los pocos procesados por corrupción siguen libres. Varios son parlamentarios y algunos de ellos –vaya ironía -, incluso llegaron a ser miembros del mismo Consejo de Enjuiciamiento de Magistrados. No cabe duda de que para nuestro Poder Judicial el tiempo sigue detenido. 2020 se está yendo con toda su carga negativa. Golpeó a nuestro pueblo pero no lo ha vencido. Nos deja la enseñanza de que todos nos necesitamos. Nos deja constancia de que las mejores batallas fueron y son libradas por la gente humilde bajo el estandarte de la solidaridad. No estamos parados. Estamos listos para enfrentar los desafíos. Estamos fuertes para celebrar la vida. Estamos prontos para “Vencer y Vivir” como lo afirma nuestro querido Padre Oliva, gran profeta de nuestro tiempo. Que los políticos corruptos pongan la barba en remojo. Paraguay se merece un mejor destino. Arriba las copas, brindemos con esperanza por el desafiante 2021.
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