OPCIÓN DE VIDA
¿Qué hacer con mi
vida? ¿Qué rumbo tomar? ¿Qué carrera voy a seguir? Son preguntas que interrogan
a muchas personas, especialmente a la gente joven. Quizás la pregunta que se
refiere a la carrera a seguir es la que ofrece más datos y elementos que puedan
ser analizados. Puede ser interesante la tendencia o la vocación de una persona
pero generalmente las que llegan a primar en este campo son consideraciones
prácticas: Disponibilidad, accesibilidad, costo, conveniencia como profesión. Es
decir la vocación propiamente dicha ya no siempre es decisiva. Las cuestiones más profundas y más difíciles
de discernir se refieren a la opción de vida. El modelo que se proyecta desde
una sociedad permisiva y consumista con una tremenda carga de egoísmo e
indiferencia a menudo plantea como objetivos el éxito económico, ganar dinero,
disfrutar de los placeres de la vida, sin preocuparse por los demás. Un mundo egocéntrico que en la mayoría de
las veces conduce a la exclusión hasta de personas muy cercanas. En estas
condiciones los éxitos pueden ser relativos por carecer de grandeza, por no
tener la capacidad de romper el esquema de una visión egoísta, por no descubrir
el valor de la capacidad de amar, por no comprender que la otredad puede
resultar decisiva en la construcción del altruismo que finalmente es lo que
embellece y enaltece la vida. Cuando un hijo planteó a su padre qué es lo
que podrá hacer con su vida, éste le respondió: Sencillo hijo, lo fundamental
es una opción de vida. Por ejemplo – dice - están los que tiran los papeles y
otros que los recogen y los depositan en el papelero. Tú tendrás que decidirte
por cuál de los grupos vas a optar, entre los que tiran o los que los recogen.
Así, de este ejemplo tan sencillo en la medida que camines por la vida irás
comprendiendo otras situaciones en las que también tendrás que optar.
Por ejemplo están los que solamente les importa su vida y su éxito y no
se compadecen por los demás, incluso si se da el caso, los utilizarían, los
pisotearían para ascender y conseguir su objetivo. Están los que valoran la
vida de los otros, los respetan y los ayudan solidarizándose con ellos,
sacrificando su tiempo y hasta sus propios bienes para ayudarlos. Están los
pesimistas que solamente ven las cosas negativas y los que, sin desconocer la
realidad, siempre inspiran esperanza y alientan con alegría y entusiasmo. Están los oportunistas que todos los días se
dedican a maquinar la manera de robar y explotar al prójimo y los que se
dedican a combatir la estafa y la delincuencia.
Los que mienten prometiendo beneficios en la política y otros, muy
pocos, que saben que la finalidad de la política es servir al bien común. Tú decidirás hijo, ser un agresivo e
intolerante o una persona con buenos modales respetuoso de las ideas de los
demás. Y quiero decirte más – continuó aquel padre después de una pausa –
realmente en el mundo hay un pequeño porcentaje, quizás de no más del 5%, que
luchan en el campo de la ciencia, de la medicina y otras especialidades, que sacrifican sus vidas para producir los
bienes que el mundo necesita, mientras otros muchos, con sus ansias de poder
trafican drogas, venden armas y amenazan con sus poderíos. No respetan los
acuerdos climatológicos y arriesgan hasta la vida del planeta. En todos los
niveles, no solo las personas, sino también los pueblos se verán cada día más obligados a optar y a defender la vida.
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